Una dieta equilibrada y nutritiva es esencial para el bienestar físico y mental. La escasez de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, carbohidratos, proteínas y grasas puede llevar a problemas de salud como un debilitamiento del sistema inmunitario, deterioro cognitivo y enfermedades crónicas. Los estudios han demostrado consistentemente que una dieta equilibrada reduce significativamente los riesgos asociados con enfermedades cardiovasculares, diabetes y ciertos tipos de cáncer. Además, las dietas pobres se han relacionado con trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión. A pesar de las repercusiones a largo plazo de los hábitos alimentarios poco saludables, el ritmo de vida a menudo tiene prioridad sobre el valor nutricional en la actualidad. Al mismo tiempo, las disparidades en el acceso a dietas saludables están relacionadas con algunos determinantes sociales. Sin embargo, alentar a las personas a tomar decisiones alimentarias informadas y priorizar hábitos alimenticios saludables puede mejorar significativamente su calidad de vida general ^1–5.

A medida que más y más personas recurren al teletrabajo, se ha vuelto cada vez más difícil mantener hábitos alimenticios saludables. El fácil acceso a la nevera, saltarse comidas y el picoteo excesivo se han convertido en algo cotidiano. Aunque pueda parecer que un ambiente hogareño sería propicio para una alimentación más saludable, este no es siempre el caso, y muchos teletrabajadores luchan por mantener una dieta saludable y nutritiva. Los estudios han demostrado que los teletrabajadores a tiempo completo son más propensos a experimentar aumento de peso y otros problemas de salud, en particular aquellos que trabajan desde casa solo parte de su jornada. El sedentarismo prolongado y la reducción de la actividad física pueden afectar el metabolismo, lo que lleva al aumento de peso, mientras que la combinación del trabajo y la vida en el hogar puede elevar los niveles de estrés, influyendo en opciones dietéticas poco saludables. Para hacer frente a estos desafíos, se necesitan intervenciones personalizadas para ayudar a los teletrabajadores a mantener una dieta equilibrada y gestionar su salud general de manera efectiva ^6–8.